domingo, 5 de outubro de 2014

OS MISTÉRIOS DO CONDE DE ORGAZ

Lendas & Mistérios
OS MISTÉRIOS DO CONDE DE ORGÁZ
Texto: Castelhano
Fonte: Maestrazgo Templário

.
El mensaje oculto del Greco.

Que misterios esconde la obra más importante del pintor Domenicos Teotokopoulus. Los secretos tras el enigmático entierro del Conde de Orgaz salen a la luz.

El entierro del Conde Orgaz


En 1534 el joven infante Don Felipe cayó muy enfermo. Junto a su cama una reliquia de San Diego de Alcalá  como amuleto sanador y alrededor de ella los mejores médicos de Europa trataron al niño hasta que se recuperó. Tras la convalecencia su padre el Emparados Carlos I intentó que el muchacho recuperase la sonrisa.

Para ello mando construir un juguete a su relojero. Aquel hombre construyó un autómata de más de mil piezas. En la fiesta que se realizó en palacio para celebrar la recuperación del primogénito apareció ante el estupor de todos un maravilloso humanoide que representaba al mismísimo San Diego vestido como un monje que acudía a felicitar al príncipe en persona.

La sonrisa volvió así a la cara del que años después fue conocido como Felipe II, el más grande de los Austrias.

Este objeto durante años parecía una exageración de los cronistas hasta que se encontró en un museo estadounidense.
 
Automata del museo Smithsonia de Washington
Los años pasaron y  aquel relojero se convirtió en un magnifico ingeniero del Imperio conocido por todos como Juanelo Turriano. El genio propuso al emperador de medio mundo que elevaría las aguas del tajo hasta lo alto de Toledo. Así que en 1576 se firmó un documento por el que se pagaría Juanelo por los litros de agua que consiguiese ascender. El propio Felipe II añadió una clausula al contrato de su puño y letra:”…y si yo hubiese menester pueda tomarla”. A orillas del río se construyó el ingenio más sofisticado y maravilloso que el mundo había conocido que elevaba las aguas más de 100 metros y funcionaba maravillosamente como un mecanismo de relojería gigantesco.

Esta cláusula arruinó al genial Juanelo Turriano. Basándose en ella El rey se negó a pagar lo acordado. Pues con esta cláusula se adueñó del agua que llegaba al alcázar y el ayuntamiento se negó a pagar. Como señal de protesta Juanelo creó otro autómata parecido al que años atrás había hecho para un joven príncipe que se había salvado de una muerte prematura. El muñeco se movía por las callejuelas de Toledo pidiendo limosna. Todos en la ciudad sabían que era al mismo emperador al que pedía el dinero.

Felipe II en cuyo imperio no se ponía el Sol no estaba dispuesto a soportar a aquel insidioso muñeco. Así que un día “el hombre de Palo” como se conocía al autómata en la ciudad fue destruido. Lapidado por hombres a sueldo de la corona.

Así fue reflejado en el cuadro que por aquel entonces un pintor Griego amigo íntimo de Juanelo Turriano dejó para la posteridad en uno de sus cuadros. Intentó hacerlo pasar por el martirio de San Esteban para que no fuese tan evidente.


Imagen del cuadro comparada con la del muñeco


Cuando la obra acabada fue presentada al Emperador un escalofrió recorrió el cuerpo del hombre más poderoso del mundo. Allí estaba un niño enfermo, para cuya cara el Greco se había inspirado en el infante Don Carlos hijo de Felipe II, intentando adivinar como fue la faz del joven príncipe cuando padeció aquella enfermedad. Este personaje tiene en su bolsillo una carta de la que sale la fecha del contrato que llevo a la ruina al amigo del pintor, Juenelo Turriano . Así se puede leer:                   “ Domenico Teotocopoulus 1578” año que no corresponde con el que se hizo el cuadro.

Retrato del infante Carlos y detalle del niño del cuadro

 El niño aparece señalando con una mano la moneda de oro que se le adeudaban al constructor y con la otra con el dedo hacia abajo sujeta extrañamente una vela como señalando al infierno. Este personaje es el único, junto con el auto retrato del Greco, que dirige la mirada al espectador recordando que hasta el hombre más poderoso tiene que pasar por el juicio divino.

El niño señalando una monedita dorada

Felipe II pudo verse así reflejado en aquel entierro. Portando su armadura damasquina con la que había sido en tantas ocasiones retratado. Las personas más importantes del reino acudirían al sepelio real. En lo alto el Austria vislumbró a su fallecido padre Carlos I presenciando al juicio de su alma.
El entierro del conde de Orgaz se convertía así en el propio entierro del tacaño Emperador.

Retrato de CarloI y detalle del cuadro

 
Armadura de Felipe II comparada con la que porta el Conde Orgaz

Una obra de arte realizada por uno de los genios no reconocidos de aquel imperio, el Greco, para recordar la deuda contraída con otra de las grandes mentes de aquel reino, Juanelo Turriano.
En la iglesia de santo Tomas  en Toledo desde hace cuatro siglos permanece expuesta una obra sobre las que muchos han especulado y quizás esta sea una de esas teorías descabelladas.

Sem comentários:

Enviar um comentário