OS MISTÉRIOS DO CONDE DE ORGÁZ
Texto: Castelhano
Fonte: Maestrazgo Templário
EL SECRETO DEL CONDE DE ORGAZ
.
El mensaje oculto del Greco.
Que
misterios esconde la obra más importante del pintor Domenicos Teotokopoulus.
Los secretos tras el enigmático entierro del Conde de Orgaz salen a la luz.
El entierro del Conde Orgaz |
En 1534 el
joven infante Don Felipe cayó muy enfermo. Junto a su cama una reliquia de San
Diego de Alcalá como amuleto sanador y alrededor
de ella los mejores médicos de Europa trataron al niño hasta que se recuperó.
Tras la convalecencia su padre el Emparados Carlos I intentó que el muchacho
recuperase la sonrisa.
Para ello
mando construir un juguete a su relojero. Aquel hombre construyó un autómata de
más de mil piezas. En la fiesta que se realizó en palacio para celebrar la recuperación
del primogénito apareció ante el estupor de todos un maravilloso humanoide que
representaba al mismísimo San Diego vestido como un monje que acudía a felicitar
al príncipe en persona.
La sonrisa volvió
así a la cara del que años después fue conocido como Felipe II, el más grande
de los Austrias.
Este objeto
durante años parecía una exageración de los cronistas hasta que se encontró en
un museo estadounidense.
Los años
pasaron y aquel relojero se convirtió en
un magnifico ingeniero del Imperio conocido por todos como Juanelo Turriano. El
genio propuso al emperador de medio mundo que elevaría las aguas del tajo hasta
lo alto de Toledo. Así que en 1576 se firmó un documento por el que se pagaría Juanelo
por los litros de agua que consiguiese ascender. El propio Felipe II añadió una
clausula al contrato de su puño y letra:”…y si yo hubiese menester pueda
tomarla”. A orillas del río se construyó el ingenio más sofisticado y
maravilloso que el mundo había conocido que elevaba las aguas más de 100 metros
y funcionaba maravillosamente como un mecanismo de relojería gigantesco.
Esta cláusula
arruinó al genial Juanelo Turriano. Basándose en ella El rey se negó a pagar lo
acordado. Pues con esta cláusula se adueñó del agua que llegaba al alcázar y el
ayuntamiento se negó a pagar. Como señal de protesta Juanelo creó otro autómata
parecido al que años atrás había hecho para un joven príncipe que se había salvado
de una muerte prematura. El muñeco se movía por las callejuelas de Toledo pidiendo
limosna. Todos en la ciudad sabían que era al mismo emperador al que pedía el
dinero.
Felipe II en
cuyo imperio no se ponía el Sol no estaba dispuesto a soportar a aquel
insidioso muñeco. Así que un día “el hombre de Palo” como se conocía al autómata
en la ciudad fue destruido. Lapidado por hombres a sueldo de la corona.
Así fue
reflejado en el cuadro que por aquel entonces un pintor Griego amigo íntimo de
Juanelo Turriano dejó para la posteridad en uno de sus cuadros. Intentó hacerlo
pasar por el martirio de San Esteban para que no fuese tan evidente.
Imagen del cuadro comparada con la del muñeco |
Cuando la
obra acabada fue presentada al Emperador un escalofrió recorrió el cuerpo del
hombre más poderoso del mundo. Allí estaba un niño enfermo, para cuya cara el
Greco se había inspirado en el infante Don Carlos hijo de Felipe II, intentando
adivinar como fue la faz del joven príncipe cuando padeció aquella enfermedad.
Este personaje tiene en su bolsillo una carta de la que sale la fecha del
contrato que llevo a la ruina al amigo del pintor, Juenelo Turriano . Así se
puede leer: “ Domenico Teotocopoulus 1578” año
que no corresponde con el que se hizo el cuadro.
Retrato del infante Carlos y detalle del niño del cuadro |
El niño aparece señalando con
una mano la moneda de oro que se le adeudaban al constructor y con la otra
con el dedo hacia abajo sujeta extrañamente una vela como señalando al infierno.
Este personaje es el único, junto con el auto retrato del Greco, que dirige la
mirada al espectador recordando que hasta el hombre más poderoso tiene que
pasar por el juicio divino.
El niño señalando una monedita dorada |
Felipe II
pudo verse así reflejado en aquel entierro. Portando su armadura damasquina con
la que había sido en tantas ocasiones retratado. Las personas más importantes
del reino acudirían al sepelio real. En lo alto el Austria vislumbró a su
fallecido padre Carlos I presenciando al juicio de su alma.
El entierro
del conde de Orgaz se convertía así en el propio entierro del tacaño Emperador.
Retrato de CarloI y detalle del cuadro |
Una obra de
arte realizada por uno de los genios no reconocidos de aquel imperio, el Greco,
para recordar la deuda contraída con otra de las grandes mentes de aquel reino,
Juanelo Turriano.
En la
iglesia de santo Tomas en Toledo desde
hace cuatro siglos permanece expuesta una obra sobre las que muchos han especulado
y quizás esta sea una de esas teorías descabelladas.
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